¿En qué consiste el reciclaje biológico?

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En el año 2021, se produjeron un total de 8,6 millones de toneladas de residuos plásticos en todo el mundo. Una cifra que evidencia la buena acogida de este material en la sociedad, pero también su gran impacto medioambiental. Y es que, si estos residuos no se gestionan y tratan adecuadamente, las consecuencias para el planeta pueden ser devastadoras: reducción de recursos naturales, aumento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de la contaminación, subida de las temperaturas…

Ante esta drástica perspectiva, la industria plástica ha puesto cartas en el asunto y ha buscado formas más sostenibles de reciclar y valorizar los residuos. ¿Una de ellas? El reciclaje biológico de plásticos. Te contamos en qué consiste.

Proceso del reciclaje biológico

A pesar de que los plásticos son compuestos químicos no naturales, estos materiales pueden ser degradados y metabolizados por microorganismos para su posterior reutilización. Este proceso se conoce como reciclaje biológico o bioreciclaje y es un ejemplo perfecto de circularidad.


Y es que, a diferencia del reciclaje mecanizado, esta técnica permite que cualquier material plástico -independientemente de su procedencia, color o número de capas- sea reciclado de forma ilimitada y sin perder su calidad inicial. Es decir, mediante el bioreciclaje, el plástico podría ser reciclado de forma ilimitada y mantendría sus propiedades originales.


Para que se entienda mejor, pondremos un ejemplo: imaginemos que, en vez de reciclar plástico, debemos elaborar un guiso. El reciclaje biológico equivaldría a una crokpot u olla a baja temperatura y el mecánico, a una olla a presión. Con ambas podremos hacer un excelente plato. Sin embargo, con la primera, el guiso conservará todas sus propiedades y sabor, y con el segundo, puede perder alguno de sus nutrientes.

Tipos de reciclaje biológico en materiales plásticos


Existen diversos tipos de bioreciclaje. Los más extendidos son:

Compostaje

Con el nombre de “compostaje”, se conoce al proceso de descomposición de la materia orgánica. Para que tenga lugar, es necesaria la participación diferentes microorganismos (bacterias, hongos e invertebrados), pero también la presencia continua de oxígeno. Es el O2 lo que evita que los residuos se pudran, emitan malos olores y se conviertan en compost o abono natural.

Para que un plástico pueda ser compostado, debe ser biodegradable o compostable. Dos términos que, aunque se parecen, no quieren decir lo mismo. El plástico biodegradable es aquel que puede descomponerse de forma natural por la acción de microorganismos. El compostable, por el contrario, se biodegrada pero solo en condiciones específicas y posteriormente produce compost.

Digestión anaerobia

La digestión anaerobia o biometanización, a diferencia del compostaje, es el proceso de descomposición de residuos orgánicos que tiene lugar gracias a la intervención de diferentes grupos de microorganismos, pero siempre en ausencia de oxígeno. Durante este proceso, la materia orgánica se descompone en compuestos más sencillos que, a su vez, se transforman en ácidos grasos volátiles. Estos ácidos son consumidos por los microorganismos metanogénicos, generando gases como el metano y el dióxido de carbono, que pueden ser aprovechados como fuente de calor y energía.

Para que la digestión anaerobia se dé, la temperatura del proceso debe rondar los 35ºC y los 55ºC y debe aplicarse en materia orgánica. Esto quiere decir que, para que este tipo de reciclaje biológico fructifique, precisa de plásticos biodegradables.

El reciclaje enzimático es un proceso

Aunque sea un desconocido para el común de los mortales, el reciclaje enzimático es una técnica de recuperación de residuos que destaca por su sostenibilidad y eficiencia energética. Permite la ruptura de las cadenas poliméricas del plástico pero, a diferencia del reciclaje mecanizado, lo hace a través de enzimas. Se trata de proteínas producidas por microorganismos como hongos y bacterias que aceleran su degradación parcial de los polímeros y posibilitan la descomposición de las moléculas que conforman el plástico en sus componentes fundamentales: oligómeros y monómeros. Estos últimos pueden ser purificados, repolimerizados y dar como resultado materiales, a nivel de características y propiedades físicas, tan buenos como los originales.


Y es que, al ser más selectivas desde el punto de vista químico que los catalizadores sintéticos, las enzimas permiten obtener un producto más puro.

¿Cómo impacta el reciclaje biológico en el medio ambiente?

Si el reciclaje mecánico de plásticos tiene múltiples beneficios para el medio ambiente, el biológico aún más. Como hemos comentado anteriormente, este proceso de recuperación es un ejemplo de circularidad: durante el reciclaje biológico, el plástico se aprovecha en su totalidad y puede ser reutilizado de forma ilimitada sin perder sus propiedades. Las ventajas son varias:

  • Ahorro de energía y recursos naturales: a nivel energético y de recursos naturales, es menos costoso reciclar plástico que producirlo desde cero.
  • Preservación del medio ambiente: los residuos plásticos pueden tardar entre 100 y 1000 años en degradarse y, durante este proceso, contaminar mares y océanos. De ahí que sea tan importante gestionarlos correctamente y recuperarlos mediante técnicas como e reciclaje biológico.
  • Reducción de la contaminación: con el reciclaje biológico disminuimos el gasto energético y, gracias a él, la emisión de GEI que impactan en la atmósfera.
  • Prevención de los residuos sólidos que llegan a los vertederos: además del consumo responsable, el reciclaje es la mejor forma de reducir los residuos y evitar que estos acaben en los vertederos, contaminando suelo y agua.

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